lunes, 28 de mayo de 2012

CLXXXI

«El tren comienza a disminuir su velocidad a medida que nos aproximamos a Londres, y mi corazón también parece detenerse lleno de temor, de exultación. Estoy a punto de encontrar ¿qué? ¿Qué extraordinaria aventura me aguarda entre estos camiones del correo, entre estas multitudes de gentes que hacen detener taxis? Me siento insignificante, perdido, pero lleno de exultación. Con una suave sacudida nos detenemos. Dejaré que los demás desciendan antes que yo. Permaneceré sentado todavía un instante antes de emerger en medio del caos, de aquel tumulto. No quiero anticiparme a lo que es inevitable. El rumor inmenso llena mis oídos y resuena bajo este techo de cristal como el rugido del mar.."

V.W

No hay comentarios:

Publicar un comentario